
UN SUEÑO.
Esta noche tuve un sueño
niña linda de mi amor;
soñé que yo era tu dueño
y tú... una bella flor.
Soñé que el alba venía
con caricias del gran sol;
que eras diosa de la vida,
de mi vida, de mi amor.
Que tu pelo esplendoroso
brillaba con gran ardor
y tu cara sonrojada
demostraba un gran candor
venido de tu alma pura,
de ese grande e intenso amor.
Este sueño, amada mía
yo jamás olvidaré,
en mi sueño, ¡eras Diosa!,
en la vida, no se que,
más ten seguro, mi vida
que por siempre te amaré.
Te amaré con grandes fuerzas,
fuerzas que jamás pensé,
fuerzas eternas, divinas,
fuerza divina seré,
esperando tu dulzura,
tu hermosura y tu querer,
porque has hechizado mi vida,
mi vida y todo mi ser
con tus encantos divinos,
tus encantos de mujer,
muchachita de ojos negros
y rizos negros también.
¡Tú siempre serás mi vida,
mi ilusión y todo el bien
dominante de mi alma
y de mis gozos también!
Yo... yo no se si me comprendas
niña bella y dulce flor.
Lo que sí quiero que sepas
es... que eres todo mi amor.